
Lo más gracioso ha sido escuchar en la radio a un representante sindical (una portavoz creo que era, de uno de los dos grupos facinerosos dominantes, pero no recuerdo cual) que decía que la huelga la habia secundado el 72% de los trabajadores. Otro efecto beneficioso que no había pensado: si en la guerra de cifras dicen sandeces de ese calibre, el fin de los sindicatos está más cerca de lo que pensaba.
Esta era la última huelga incluso antes de empezar.
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