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Google No aprendemos

26 de diciembre de 2007

Yo también quiero canon


Otra vez andan politizándonos las lentejas. No sé… esto del canon lo veo tan básico que no entiendo porque no se manifiestan los progres. Ah, perdón, siempre se me olvida que no todos podemos ser coherentes. Yo lo intento, lo juro. O lo intentaba, pero ya me están tocando las pelotas y quizá me venda a la doctrina utilitarista de los “quetrabajeotro” y los “porlacara”.

Esta del canon es la misma polémica que cuando el top manta, la propiedad intelectual, la creative commons y la mismísima aldea global. Lo cierto es que siempre resulta complicado cambiar el rumbo a determinadas cuestiones cuando desde sus orígenes se ha permitido que crezcan torcidas. Es el caso de ciertos mercados en los que la creatividad y el sello personal representan el valor añadido del producto, ya sea una canción, un editorial o un control en el área rodeado de defensores de los que quitan el sentido.

Con Internet estamos asistiendo a una auténtica revolución en la circulación de la información y la concepción de la propiedad y los derechos de autor. Los liberalistas abogamos por la libre circulación de productos reconociendo la autoría y la explicación creo que es muy sencilla. La libre difusión de canciones, videos, textos y similares garantiza el éxito de los más meritorios que, como también tienen que pagar una hipoteca, deberán aprovechar el reconocimiento del público y el renombre que puedan alcanzar para rentabilizar sus capacidades creativas. Los unos firmando galas, los otros financiando sus producciones y los terceros vendiendo libros, conferencias y tertulias. Así, les aseguro que ganan bastante más dinero que el común de los mortales, aquellos que no han sido agraciados con el don del arte (de la palabra o de lo que sea). Parece que la fórmula es justa. Se premia la creación y todos disfrutamos de las obras, que compiten entre ellas en igualdad de condiciones. Win-win, todos ganan.

Si Raúl y Messi hacen vibrar a cientos de miles, por no decir millones, de aficionados al fútbol, generando sumas de dinero descomunales, que menos que reciban una buena porción del negocio. Cuando Boris Izaguirre conquista en los medios la simpatía de tantas personas y es capaz de escribir un libro premiable por Planeta, que menos que le lluevan las ofertas para seguir aumentando su cuenta corriente. Cuando Antonio Banderas y Penélope Cruz se convierten en deseables por el gran público americano, que domina el mercado cinematográfico, óle por ellos y a forrarse firmando películas. Otro tanto para los rizos de Bisbal, que aprovechando el tren del gran sueño americano se ha puesto a currar como un descosido para conquistar los reproductores de medio mundo saltando por los escenarios de ambos lados del charco. Mientras tanto, los admiradores de cada uno disfrutarán de sus estrellas encantados de la vida, sin cuestionar lo abultado de sus cartillas.

Ahora bien, para que todo esto sea realidad, el público tiene que estar de acuerdo, conocerlos y admirarlos. Cuantas más facilidades tengamos para conocer, para acceder a las obras, más justo será el sistema y mejor vivirán los artistas que lo merezcan. El público tendrá la última palabra, seremos jueces y ejecutores. Si me puedo descargar una canción libremente y llevármela al coche en MP3, compartirla con mis amigos y difundirla en mi blog, se verá justamente enjuiciada. Si es buena, terminaré por aprenderme la letra y si el mismo autor tiene varias que consigan el mismo resultado, investigaré a ver si menganito da un concierto en mi ciudad para ir a verlo y cuando llegue diciembre y no sepa que regalarle a mi cuñada por Reyes, le compraré el cedé de aquel que haya sabido editar uno bueno.

El que no vale no podrá vivir del cuento, como nos ocurre a todos, y tendrá que trabajar como las personas de bien. Nunca le voy a dar veinte euros a una casa discográfica por una canción que, repito, suele venir acompañada de muchos bodrios. Y sí tiene lógica, en mi modesta opinión, que el que se molesta por hacer una buena recopilación de canciones o videos, te la quiera cobrar porque te está ahorrando el trabajo de hacerlo (yo pagaría por descargarme buenas recopilaciones, igual que muchas discográficas consiguen vender sus mixes por épocas, autores o el de la estación del año que corresponda… siempre será un regalo muy socorrido), como el que se ha descargado una película y hasta se curra la carátula para vendértela en el top manta. Y pagar un canon por comprar las utilidades tecnológicas de esta sociedad de la información para alimentar a los que no valen me parece una sandez, una injusticia y un paso atrás en el progreso de la civilización. Estamos en el momento de cambiar las cosas y hemos elegido retrodecer. La dictadura de los llamados artistas oprime igual que las de terroristas o bananeros.

No aprendemos que lo importante es la libertad. Por eso digo que estoy harto.

De hecho, he decidido apuntarme a la SGAE y reclamar mi parte de tarta, porque yo me hincho a escribir todos los días y nadie me da ná de ná aparte de mi sueldo. Ya sé que es mi trabajo, que ya me pagan por eso, pero… ostras, que muchas de las cosas que escribo son mejores que las canciones de muchos de estos pintamonas. Y yo lo hago a diario, ellos tardan meses o años en sacar una canción rodeada de mediocridades. Y los tienes que comprar todos. Coño, véndemelos por separado, gañán, como hace el carnicero, que no me cobra una vaca entera cada vez que quiero unos filetitos. Igualdad de oportunidades.

El mérito de un creador, ya sea músico, pintor o escritor, es enorme… ¿por qué gaitas sólo tienen derecho a vivir del cuento los de la SGAE? Yo también quiero canon.



Imagen tomada de Ciudadanos en la prensa

4 comentarios:

El Cerrajero dijo...

Los titiriteros no se manifiestan contra el canon porque, precisamente, esa es su fuente principal de ingresos para manifestarse.

José Enrique Carrero-Blanco Martínez-Hombre dijo...

Esta ley que, creo, es de dudosa constitucionalidad sigue un razonamiento como el que sigue:

"si tu compras un cuchillo, como puede servir para asesinar a alguien", en lugar de castigarlo por via penal los hechos consumados o en grado de tentativa, se despenaliza el asesinato y el homicidio, pero al que compre un cuchillo, un martillo o un medicamento, va una temporadita a la cárcel porque puede que cometa un crimen.".

La traducción de esto es que va a dar via libre a todo el mundo a piratear o bajar cualquier pelicula o cancion sin reparo alguno aprovechando que le han cobrado el canon.

Pero cuando las medidas son paridas el resultado va a ser no solo las descargas masivas o el pirateo, sino que van a perjudicar a ciertos sectores de la industria como a los intermediarios. Si no hay música que llevar a las tiendas, no se van a contratar a nadie para que las transporte; o para qué contratar a nadie para que controle que las maquinas meten las caratulas en los Cd´s, etc.

José Enrique Carrero-Blanco Martínez-Hombre dijo...

por cierto, feliz año nuevo

El Barquero dijo...

Gracias, José Enrique. Cerrajero... feliz Año Nuevo a ambos.

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