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Google No aprendemos

3 de noviembre de 2008

El presidente de Estados Unidos será... americano

Por si a alguien le queda alguna duda, le repito el titular: el presidente de Estados Unidos será americano. Estadounidense para más señas. Claro, claro... ya sé que Estados Unidos es la nación más poderosa del planeta, la que ha ostentado hasta la fecha el liderazgo mundial en lo económico y lo político, la que decide quién puede opinar y quien debe cerrar la boca en la esfera internacional... lo que quieran. Lo que está claro es que Estados Unidos es Estados Unidos y España es España y siempre será mejor tener a quién echarle la culpa de todo lo más lejos posible.

¿Por qué llevan dos años bombardeándonos con sus elecciones? No lo sé. Tampoco me explico el éxito del Gran Hermano y ahí está, en su enésima edición. Los hay que dicen que se trata de una maniobra de distracción, como la que achacan a Franco con el fútbol, para que no hablemos del paro, de las hipotecas o de cómo se arrastra nuestro presidente (el que nos representa a todos porque lo votaron más de diez millones de... personas) para que le dejen servir el café en la cumbre de los que parten el bacalao. No lo sé. Los hay que opinan que estas elecciones son de interés general, por aquello de lo de la primera potencia mundial y tal. No lo sé. Algunos llegan más lejos y colocan en las manos del futuro presidente norteamericano nuestro futuro, el de todos los ciudadanos del planeta. No lo sé. Lo que sí está clarísimo es que, llegados a este punto, a unas horas de su cita electoral, nos desayunamos con el tándem Obama-McCain y pasamos el día entero con ellos a poquito que nos despistemos, esto es, a poquito que tengamos algún contacto con la prensa.


En el ascensor ya no se habla del tiempo, hemos cambiado el "parece que ya ha llegado el frío" por un "parece que va a ganar el negro" (perdón, no es políticamente correcto, pero en los ascensores españoles ya se sabe...). Los principales periodistas del país se han marchado a Washington, donde las naranjas, a retransmitir desde allí sus programas de estos días y contarnos de primera mano cómo se desarrolla el asunto. Ni lo Juegos Olímpicos habían generado tanta expectación. Se han empeñado en convertir estas elecciones en asunto planetario y lo han conseguido. Pero también se han empeñado en que nos decantemos por uno u otro candidato y ahí sí que me da la risa... la mayoría lo hace. Y lo razona, que es peor.


No critico que la gente tome partido por alguno de ellos. Yo hay veces que me trago partidos de fútbol de ligas extranjeras, que ni me van ni me vienen, y a los diez minutos ya "voy con" uno de los dos equipos. El que mejor juegue, claro. Con tanto editorial , tanto reportaje, tanta entrevista y tantas declaraciones, lo normal es que cada uno tenga su preferido. Con algo hay que entretenerse y si es así de barato, miel sobre hojuelas. Pero lo que no me parece normal es que muchos no se limitan a tomar partido sino que lo convierten en casus belli y se entregan en cuerpo y alma a la tarea de defender a uno y atacar a otro, como si les fuera algo en ello más allá del orgullo deportivo.


Un poco de seriedad. El futuro presidente de Estados Unidos será, como decía, americano. Gobernará para los americanos. Unas veces condicionado por unos lobbies y otras por otros, unas mediatizados por el orgullo patrio y otras por la imagen exterior, que importa. Sea republicano o demócrata, será siempre americano. Y a nosotros debería darnos igual. ¿Por qué no se hace lo mismo con el dirigente chino?


Mi hipoteca va a seguir los mismos derroteros con uno que con otro pero, gane quien gane, habrá quedado en el subconsciente colectivo que aquí quien manda es Estados Unidos... y así será más fácil echarles la culpa de todo. Que no aprendemos, leche.

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