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17 de marzo de 2006

El botellón


La cosa, aunque seria, tiene su gracia. Los jóvenes españoles, los más jóvenes, se lanzan hoy a una protesta colectiva regada con alcohol. En otros países se organizan macrofiestas en torno a la música y los alucinógenos y aquí se hacen macroreuniones de güisqui con cola, mucho más sociables, sin duda. Pero como las de por ahí no se llaman botellón, no hay problema.


Es serio por lo que decía ayer del hombre ejemplar. El alcoholismo está íntimamente relacionado con la frecuencia con la que se le sacude a la botella en edad temprana. España sabe mucho de eso y por ahí ya andan malmetiendo con las costumbres de los infantes patrios. No quiero frivolizar pero no me parece que la situación haya empeorado en los últimos ¿30, 50, 80 años? Aquí se pimpla mucho de siempre, muy imaginativos no somos a la hora de invertir nuestro tiempo libre. Pero también es cierto que nos encanta relacionarnos, somos muy sociables y eso me parece encomiable. Y el botellón tiene mucho de eso.


Lo que tiene gracia es darle tanto bombo al tema -¿será para despistar?- cuando lo de hoy no es más que una forma de llamar la atención de los adolescentes, como han hecho toda la vida, pero en grupo, buscando la plusmarca, la notoriedad deportiva. Compiten entre ciudades. Mucho márketing hay ahí. La ciencia es lo que tiene: si hace 50 años los culturetas hubieran tenido el "pásalo" las habrían liado más gordas, seguro. Lo de hoy es la Fiesta de la Primavera de antes, pero con bluetooth.


Que el botellón es un problema social, de acuerdo. Lo que falta es educación para el botellón. Educación para no buscar en el alcohol más que una diversión ocasional, no permanente. Educación para respetar a los demás: la suciedad y el ruido se los guarda uno para los suyos, si es que necesita repartirlas. Educación para no vivir en el exceso, aunque quien no los comete alguna vez no terminará por conocerse nunca. Pero es la misma historia de siempre. Yo no veo más chavales borrachos que antes, veo más rumanos. ¿Por qué no hablamos de eso con la misma valentía?


Los cerdos a su casa, los meapilas también... y el delegado del gobierno que prepare la calculadora que hoy nos vamos a reír.

3 comentarios:

Mars Upial dijo...

Yo ayer salí de botellón conmigo mismo, pero como es muy cansado eso de llevar colgando los yelos, el alcojol y el refresco pues... decidí beberme un par de bares y así lo hice.

Más que nada para que se lo digas a tu amigo el Delegado, no vaya a ser que no me cuente ¿eh?

De acuerdo en que es un problema educacional. Tiene mucho que ver con lo que se le transmite a la juventud desde los colegios, universidades y, sobre todo, la familia. Tal vez hay muchas cosas que replantearse.

Anónimo dijo...

En la mano derecha mira, mira tengo el problema de la botellona, y mientras con la izquierda te sigo colando el estatut, las negociaciones con ETA, la mano floja con batasuna y sabe Dios qué más...Lo de siempre. Flaco favor nos hacen los medios de comunicación, que sin ellos, mucha menos repercusión hubiese tenido la botellona.

El Barquero dijo...

¿Y qué ocurre cuando el principal anunciante de los medios de comunicación es la Administración?
Flacos favores, sí, hipocresía también... hoy me he levantado pesimista...
Bienvenido Capitán Nadie

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