Sólo han pasado 25 años. Todavía recuerdo aquella noche. También la recuerdan muchos españoles, media España, sin ir más lejos, los que ya corríamos por el mundo. Algunos la vivieron muy de cerca y están contando estos días por distintos medios sus experiencias. Medios de un lado y del otro, tendenciosos y no tendenciosos, medios de comunicación a la postre, que cada uno sabrá el uso que hace de ellos, con la que está cayendo.
Todos coinciden en algo: el golpe se veía venir, el Rey estaba al corriente y fue él, y sólo él, porque no podía ser otro, quien por una vez y sin que sirviera de precedente, asumió la posición de jefe de todos los ejércitos que la Constitución le había retirado en favor del presidente del Gobierno. Aunó las voluntades democráticas de los mandos militares que las tenían para sembrar la duda en los que no las tenían y el Golpe fracasó. Así de fácil.
Nos lo han contado todos, desde Blas Piñar hasta el asesino de Paracuellos, para que no haya dudas. Pues nada... en un abrir y cerrar de ojos a Rodríguez le han hecho dudar. Y una vez más lo ha hecho con luz y taquígrafos, que está visto que da igual, de su sillón no lo mueve nadie... sus votantes sólo entienden el Gran Hermano, no pretendamos más... Y le ha hecho dudar su amigo Pérez, ese que ya reescribió su nombre y ahora quiere reescribir la historia. Y el cabrón lo ha hecho... o por lo menos lo intenta, que la memoria de los españoles es frágil pero no tan efímera.
Nos la ha metido doblá, porque aunque se la haya endiñado a Rodríguez, los enculados somos todos. La Cámara (muy baja hoy) de nuestros representantes (electos, insisto, que no aprendemos) ha claudicado a las ignorantes pretensiones de Pérez y ha eliminado el papel decisivo del Rey en aquella histórica jornada para dejarla en agua de borrajas. Ahí es ná, señores.
¡Tambores y trompetas, niño!
¡Que se levante el telón!
Hoy también toca sainete
de Rodríguez y Carod.
Anda que si a Zarra le quitan su gol iba a estar contento.
Todos coinciden en algo: el golpe se veía venir, el Rey estaba al corriente y fue él, y sólo él, porque no podía ser otro, quien por una vez y sin que sirviera de precedente, asumió la posición de jefe de todos los ejércitos que la Constitución le había retirado en favor del presidente del Gobierno. Aunó las voluntades democráticas de los mandos militares que las tenían para sembrar la duda en los que no las tenían y el Golpe fracasó. Así de fácil.
Nos lo han contado todos, desde Blas Piñar hasta el asesino de Paracuellos, para que no haya dudas. Pues nada... en un abrir y cerrar de ojos a Rodríguez le han hecho dudar. Y una vez más lo ha hecho con luz y taquígrafos, que está visto que da igual, de su sillón no lo mueve nadie... sus votantes sólo entienden el Gran Hermano, no pretendamos más... Y le ha hecho dudar su amigo Pérez, ese que ya reescribió su nombre y ahora quiere reescribir la historia. Y el cabrón lo ha hecho... o por lo menos lo intenta, que la memoria de los españoles es frágil pero no tan efímera.
Nos la ha metido doblá, porque aunque se la haya endiñado a Rodríguez, los enculados somos todos. La Cámara (muy baja hoy) de nuestros representantes (electos, insisto, que no aprendemos) ha claudicado a las ignorantes pretensiones de Pérez y ha eliminado el papel decisivo del Rey en aquella histórica jornada para dejarla en agua de borrajas. Ahí es ná, señores.
¡Tambores y trompetas, niño!
¡Que se levante el telón!
Hoy también toca sainete
de Rodríguez y Carod.
Anda que si a Zarra le quitan su gol iba a estar contento.
2 comentarios:
Casualidades de la vida... Anoche yo me acordaba del gran Zarra y desayunando esta mañana me entero de su fallecimiento.
La que liarán otra vez juntos Matías Prats y él, donde quiera que estén.
Mi cariño para los suyos.
Muy buen post, Barquero. Es curioso que, sin haberlo leído, haya tenido ciertas coincidencias con el último de los míos. Te invito a leerlo y lo comentamos. Al final va a resultar que pensamos parecido...
Un abrazo.
Mars Upial.
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