A mí de pequeño ya me cabreaban los ecologistas. No sabía todavía la diferencia entre gobierno y oposición y ya me daba cuenta de que algo no cuadraba en lo que me enseñaba la tele: todo un despliegue de medios, materiales y humanos, para salvar unas ballenas… “Estos deben de ser muy ricos, a mi no me la dan con esos pelos, porque si yo quisiera salvar a las ballenas así, tendría que empezar por comprarme un barco”, me decía. “Y a las personas, ¿quién las salva?”, me preguntaba.
Siempre fui un amante de la naturaleza. Tuve la suerte de educarme en el cariño y el respeto hacia todo bicho viviente, pero siempre me dejaron muy claro que las personas estamos antes que nada, incluso las malas, aunque con el tiempo esto último me ha generado muchas dudas. Y entonces pensaba “esto de los ecologistas es el timo de la estampita”.
Fui creciendo y empecé a comprender que alguien se tenía que ocupar de defender a las ballenas, que hay “gente pa tó” y que entre todos, unos por aquí y otros por allí, tendríamos “salvado” a todo el planeta: ballenas, focas, delfines (que el barco había que amortizarlo, tú), pinos, salamanquesas y pimientos de Padrón… y también los hutus, los tutsies, los sin techo y los del Betis… todos salvados. Entre oenegés, fundaciones, asociaciones y agencias de cooperación quedaba cubierto casi todo el panorama de desamparados del mundo (los béticos ya se encargaban de lo suyo). Estaba haciendo un esfuerzo por asimilar la existencia de los ecologistas y dirigiendo mi cabreo hacia los medios de comunicación. “¿Y por qué los sacan tanto, si no hacen nada?”. Yo conocía voluntarios que atendían todos los días a los indigentes de mi ciudad y nunca salían en la tele… no tenían barco, pero su esfuerzo me parecía más encomiable… y ayudaban a personas…
Seguí creciendo. Ya no sólo distinguía al gobierno de la oposición, sino que era capaz de señalar por la calle a los que habían votado a unos y a otros. Descubrí entonces que los ecologistas se vendían al mejor postor y que a falta de tal, siempre se unían a los partidos de izquierdas, por principio. Descubrí que se podía no sólo comprar su silencio, sino lo que es peor, se podía comprar su opinión favorable. Bastaba con pagarles la limpieza de una playa y la edición de un libro y todo lo que hiciera el pagador estaba requetebién, ya fuera la empresa más contaminante del mundo o el ayuntamiento más recalificador de terrenos que se hubieran echado a la cara… Estaba perdiendo la inocencia… “como todo sea igual…”, me decía.
Y seguí creciendo. Y llegó internet. Y los ecologistas crearon sus web y yo me puse a leerlas. Y empecé a ver diferencias entre ellos, aunque ahora se empeñen en firmar los comunicados de forma conjunta, que no el de hoy, sobre todo para criticar al PP, con lo que la gente les mete a todos en el mismo saco y así les luce el pelo.
La mascarada del otro día suspendiendo al gobierno de Rodríguez en materia ambiental no engaña a nadie. Salvaron a su ministra, la de Medio Ambiente, que es la que les paga los libros y las limpiezas de playas, y suspendieron a los demás, que nunca les han pagado ni les pagarán nada, espero. Pero lo normal es arremeter contra el PP (no hay más que ver la matraca que dan con que el Parque Nacional de Guadarrama que propone Madrid está mal planteado y que el de Monfragüe de los extremeños es chupiguay para darse cuenta de por dónde van, el uno lleva detrás tres años de estudios y el otro se ha hecho cambiando en un par de meses el título al documento del Parque Regional que ya existía… que así hago parques yo también… claro, que uno es pepero y el otro zapatero).
Pero al César lo que es del César. ADENA y SEO han optado por crecer con los tiempos y sus estudios y actividades merecen todo el respeto. Así sí se hace favor al Medio Ambiente, con seriedad; GREENPEACE es una maquinaria de fabricar protestas para la tele que sigue anclada en las ballenas y el NO a las nucleares (¿el futuro?); ECOLOGISTAS EN ACCIÓN protesta más de andar por casa, pero eso es lo que hace, o plantar árboles donde van a hacer un polideportivo, que digo yo que esos arbolitos hubieran quedado muy bien en cualquier otro sitio y no debajo de una grúa; y AMIGOS DE LA TIERRA, con un planteamiento menos agresivo, trabaja ideas muy buenas, que las tiene, pero no llega a la gente salvo cuando suscribe comunicados conjuntos con las otras cuatro… que los periodistas van a lo que van. Mientras firmen juntos las cosas… malo. Y mientras vayan cargadas de mentiras, peor. Que no aprendemos, señores. ¡Que les escucharíamos más si no hicieran tanto ruido!
Y ya está aquí San Valentín, y Ecologistas en Acción ha decidido que para salir en los periódicos nada mejor que declarar el Día del no consumo. Ahí es ná. Que tanto regalito cuestan mucha energía para fabricarlos, transportarlos y venderlos y producen muchos residuos entre celofanes y tiques de compra. Como si sus camisetas, gorras y demás merchandising fueran distintos. Como si el comercio no sirviera para mantener las economías domésticas y pagar los sueldos de todos. Ah… que nos quieren hacer reflexionar… Así les vamos a tomar en serio cualquier día de estos.
Siempre fui un amante de la naturaleza. Tuve la suerte de educarme en el cariño y el respeto hacia todo bicho viviente, pero siempre me dejaron muy claro que las personas estamos antes que nada, incluso las malas, aunque con el tiempo esto último me ha generado muchas dudas. Y entonces pensaba “esto de los ecologistas es el timo de la estampita”.
Fui creciendo y empecé a comprender que alguien se tenía que ocupar de defender a las ballenas, que hay “gente pa tó” y que entre todos, unos por aquí y otros por allí, tendríamos “salvado” a todo el planeta: ballenas, focas, delfines (que el barco había que amortizarlo, tú), pinos, salamanquesas y pimientos de Padrón… y también los hutus, los tutsies, los sin techo y los del Betis… todos salvados. Entre oenegés, fundaciones, asociaciones y agencias de cooperación quedaba cubierto casi todo el panorama de desamparados del mundo (los béticos ya se encargaban de lo suyo). Estaba haciendo un esfuerzo por asimilar la existencia de los ecologistas y dirigiendo mi cabreo hacia los medios de comunicación. “¿Y por qué los sacan tanto, si no hacen nada?”. Yo conocía voluntarios que atendían todos los días a los indigentes de mi ciudad y nunca salían en la tele… no tenían barco, pero su esfuerzo me parecía más encomiable… y ayudaban a personas…
Seguí creciendo. Ya no sólo distinguía al gobierno de la oposición, sino que era capaz de señalar por la calle a los que habían votado a unos y a otros. Descubrí entonces que los ecologistas se vendían al mejor postor y que a falta de tal, siempre se unían a los partidos de izquierdas, por principio. Descubrí que se podía no sólo comprar su silencio, sino lo que es peor, se podía comprar su opinión favorable. Bastaba con pagarles la limpieza de una playa y la edición de un libro y todo lo que hiciera el pagador estaba requetebién, ya fuera la empresa más contaminante del mundo o el ayuntamiento más recalificador de terrenos que se hubieran echado a la cara… Estaba perdiendo la inocencia… “como todo sea igual…”, me decía.
Y seguí creciendo. Y llegó internet. Y los ecologistas crearon sus web y yo me puse a leerlas. Y empecé a ver diferencias entre ellos, aunque ahora se empeñen en firmar los comunicados de forma conjunta, que no el de hoy, sobre todo para criticar al PP, con lo que la gente les mete a todos en el mismo saco y así les luce el pelo.
La mascarada del otro día suspendiendo al gobierno de Rodríguez en materia ambiental no engaña a nadie. Salvaron a su ministra, la de Medio Ambiente, que es la que les paga los libros y las limpiezas de playas, y suspendieron a los demás, que nunca les han pagado ni les pagarán nada, espero. Pero lo normal es arremeter contra el PP (no hay más que ver la matraca que dan con que el Parque Nacional de Guadarrama que propone Madrid está mal planteado y que el de Monfragüe de los extremeños es chupiguay para darse cuenta de por dónde van, el uno lleva detrás tres años de estudios y el otro se ha hecho cambiando en un par de meses el título al documento del Parque Regional que ya existía… que así hago parques yo también… claro, que uno es pepero y el otro zapatero).
Pero al César lo que es del César. ADENA y SEO han optado por crecer con los tiempos y sus estudios y actividades merecen todo el respeto. Así sí se hace favor al Medio Ambiente, con seriedad; GREENPEACE es una maquinaria de fabricar protestas para la tele que sigue anclada en las ballenas y el NO a las nucleares (¿el futuro?); ECOLOGISTAS EN ACCIÓN protesta más de andar por casa, pero eso es lo que hace, o plantar árboles donde van a hacer un polideportivo, que digo yo que esos arbolitos hubieran quedado muy bien en cualquier otro sitio y no debajo de una grúa; y AMIGOS DE LA TIERRA, con un planteamiento menos agresivo, trabaja ideas muy buenas, que las tiene, pero no llega a la gente salvo cuando suscribe comunicados conjuntos con las otras cuatro… que los periodistas van a lo que van. Mientras firmen juntos las cosas… malo. Y mientras vayan cargadas de mentiras, peor. Que no aprendemos, señores. ¡Que les escucharíamos más si no hicieran tanto ruido!
Y ya está aquí San Valentín, y Ecologistas en Acción ha decidido que para salir en los periódicos nada mejor que declarar el Día del no consumo. Ahí es ná. Que tanto regalito cuestan mucha energía para fabricarlos, transportarlos y venderlos y producen muchos residuos entre celofanes y tiques de compra. Como si sus camisetas, gorras y demás merchandising fueran distintos. Como si el comercio no sirviera para mantener las economías domésticas y pagar los sueldos de todos. Ah… que nos quieren hacer reflexionar… Así les vamos a tomar en serio cualquier día de estos.
1 comentario:
Y... ¿a qué se refieren con eso del día del "no consumo"? ¿Es consumo de consumir o de consumar? Quien pudiera consumar mientras consume... ¿o es mejor consumir mientras consumas?
Mestoy consumiendo...
Como siempre muy dacuerdo contigo, Barquero.
Mars Upial
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